Los
falsificadores de billetes lo tienen crudo, porque no es sencillo
imprimir un billete de 50 euros y colarlo por las buenas en un
comercio. Los comerciantes lo saben y tratan de evitar la picaresca
protegiendo sus negocios contra delincuentes amigos de lo ajeno y
gentuza que vive a costa de engañar a los demás.
La
mejor protección no es la alarma, sino la sabiduría que viene de la
experiencia, y eso lo sabe Carmelo Pallés, un autónomo alcarreño
al que han querido atracar en tres ocasiones y los ladrones no
tuvieron éxito en ninguno de los intentos.
Carmelo
tiene cámaras de seguridad en su tienda de electrodomésticos, tiene
instalada una caja de seguridad de mostrador y avisadores de visitas
en la puerta de entrada. Todo un sistema de seguridad que ahora ha
reforzado con una buena compra; el Detector de billetes falsos.
Este
aparato en palabras de Carmelo, ha evitado que la semana pasada le
colaran unos billetes que el juraría que eran auténticos, y que de
no ser por el detector los hubiera cogido como buenos.
Según
sus propias declaraciones, el pasado martes se presentó en su
comercio una pareja interesada en un televisor de plasma, una
videoconsola y una cámara digital. Carmelo los atendió y la mujer
le pagó en efectivo los 1.400 euros de la compra, incluso les hizo
una factura al nombre que le pidieron.
Ya
estaba toda la compra a pie del mostrador cuando Carmelo sacó del
cajón un aparato que nos muestra de la marca Detectalia, una máquina
que ha superado todas las pruebas oficiales del Banco de España y el
Banco Central Europeo.
Esta
máquina autentifica cada billete indicando el valor y lo
contabiliza, -dice Carmelo orgulloso de su compra-. Cuando
puse los 1.400 euros en la máquina sorpresivamente rechazó uno a
uno todos aquellos billetes que yo pensaba que eran buenos, así que
tras pasarlos tres veces por el detector, apreté el botón de alarma
que está conectado a la central y enseguida me llamaron por
teléfono.
Como
pude, -sigue diciendo el señor Pallés-, les indiqué que iba
a coger el teléfono y los de seguridad enseguida se dieron cuenta de
que algo iba mal, y visionando las cámaras en directo, fueron ellos
los que dieron aviso a la Guardia Civil que se presentó ipso-facto
en mi tienda y tras identificar a la pareja los cachearon y dieron
con más de 30.000 euros que portaban en sus bolsillos y que
naturalmente resultaron tan falsos como los que pasé por mi detector
de billetes.
Y la
verdad es que estos detectores de billetes falsos como pudimos comprobar, detecta no solo
las marcas visibles a la luz ultravioleta sino también las marcas de
agua del papel moneda.
De no
ser por la Detectalia D400, me había tragado los billetes porque
estaban tan bien hechos que hasta la marca de agua parecía auténtica
–nos dijo Carmelo- mientras nos despedíamos de él
agradeciéndole el buen rato que pasamos mientras nos estuvo contando
aquel cuarto intento de engañarle.