viernes, 5 de abril de 2013

Los billetes de Euro - Falsificación y curiosidades




Sabías que...?
La Historia de las falsificaciones es tan antigua como la moneda y por eso en la Antigua Roma, se acuñaban monedas en oro cuyo valor facial era precisamente el valor del peso en oro, así que a los falsificadores no les resultaba rentable utilizar oro para falsificarlas.
Aún así algunos orfebres que lograban falsificar monedas de oro mezclando a este plata y cobre, y de con el oro de tres monedas fabricaban cuatro, aunque la pena para estos falsificadores era la amputación de las manos, así que no muchos se dedicaban a la arriesgada tarea de falsificar.
Para los pagos grandes, se utilizaban bolsas de piel con monedas ya contadas, lo que equivale a un cartucho de monedas de hoy en día.
El dinero de papel se creó en China en el siglo VII, aunque no se utilizaron oficialmente hasta el año 812, aunque a España se comenzaron a utilizar durante el reinado de Carlos III en forma de Vales Reales.
Los billetes españoles de 1906 hasta la Guerra Civil Española, no fueron fabricados por el Banco de España, sino encargados a una imprenta de Londres, la Bradbury Wilkinson and Company, que los hacía y cobraba su trabajo con unos pocos de los mismos billetes que imprimían.
Ya por entonces el papel se fabricaba expresamente para imprimir billetes, con una textura especial que le proporcionaba el tacto característico del papel moneda.
Aunque muchos desconocen de donde viene el papel para fabricar los euros, nunca te acostarás sin aprender nada nuevo, porque curiosamente, a pesar de que los euros se imprimen en varios países, el papel para nuestros euros se fabrica en una factoría situada en Burgos, propiedad de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, dependiente de la Real Casa de la Moneda.
No todos los billetes de euros tienen las mismas medidas de seguridad, y están divididos en dos categorías, grandes y pequeños. Los pequeños son los de 5, 10 y 20€ y  los grandes son los de 50, 100, 200 y 500€.
Las medidas que se notan al tacto son comunes en todos los billetes. Estas son la textura del papel y el sistema de impresión en relieve, aunque los billetes de 200 y 500€ además tienen otras marcas táctiles especialmente puestas para que los invidentes puedan detectarlos con mayor facilidad.
El papel de los billetes es fabricado expresamente bajo pedido, por lo que no se puede encontrar en el mercado papelero ni comprar en almacenes y su fabricación se hace a partir de la planta de algodón, que le añade la aspereza que todos conocemos.
Los billetes más falsificados son los de 20 y los de 50 euros, y los menos falsificados son los de 5 euros.
Las monedas más falsificadas son las de dos euros, seguidas de la de un euro, sin embargo no se tienen noticias de que nadie haya falsificado monedas de céntimos.
Para falsificar monedas de 5 céntimos, se necesitaría una inversión tres veces mayor a la moneda y la falsificación de la moneda de 1 céntimo, costaría a los falsificadores doce veces más de su valor.
El tacto de un billete lavado o muy desgastado, cambia al de un billete nuevo pero sigue conservando su textura. Un billete mojado puede secarse perfectamente si lo colgamos con una pinza, sin embargo uno falso de papel normal, al mojarse pierde parte de las propiedades. Eso es debido a las diferencia entre la celulosa y el algodón.
Los papeles nuevos cuyo tacto es “parecido” al de los billetes de curso legal, pierden enseguida esa similitud de textura en cuanto se manchan o se doblan.
Indudablemente quienes mejor aprecian las texturas de los billetes son los invidentes, ya que tienen más sensibilidad en las yemas de los dedos.
Muy pocos de nosotros seríamos capaces de distinguir un billete de otro y adivinar su valor con los ojos vendados. El porcentaje de fallos llega a un 70 %.
En la actualidad son muy populares los detectores de billetes falsos. Si no quiere sorpresas es muy recomendable la compra de un detector de billetes falsos


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